Obra: Cita con lo nuestro
Juan Domingo Maestro Florido
Cada año Lomo Magullo comienza las fiestas en honor a su patrona a finales del mes de julio, con el pregón, la izada de la bandera de la Virgen y el encendido de la cruz anunciadora. En la primera semana de las fiestas comienza el novenario en honor a la Virgen de las Nieves, que culmina el día de su víspera. Entre numerosos actos culturales y religiosos que forman su amplio programa de fiestas, teniendo especial protagonismo el teatro costumbrista un acto muy especial que nació en este lugar y de donde han salido grandes obras y famosos personajes que hoy vemos representados en otros ámbitos.
Juan Domingo como es conocido en Lomo Magullo o “Maestro Florido” como lo conocemos en las Islas, define Las Fiestas de las Nieves como para cualquier persona, representa algo muy especial, desde mediados de Julio ya huele a fiesta, parece que se ralentiza el tiempo, llegando ese momento de compartir con los vecinos, con los amigos, esos que, durante el año, con las prisas sólo se saludan “tocando la pita”, momentos para revivir con la gente de la niñez.
Hombre vinculado al teatro, donde incluso su personaje ha ido cambiando y ya no es “tan chillón” como al principio sin perder su esencia, en Lomo Magullo tiene gran arraigo, ese humor tan socarrón y esas ganas de revindicar sus tradiciones, donde hay que destacar a Adolfo Santana, el cual ha servido de inspiración y su grupo de teatro Tabercorade del que dice él que “todos han bebido”, era una generación muy inquieta y de ahí surgió “El Teleclub”, con muchas cosas por las que lucha, donde el teatro aquí se ve como algo normal con lo que se ha vivido siempre.
Cada año para las fiestas se ponía en escena una obra nueva que realizaban sin ánimo de lucro, ahora reconoce que desde que aparece el dinero, a cambiado mucho. Le gusta relacionarse con los mayores que son su gran fuente de inspiración, pero sin anclarse en el pasado.
De las fiestas recuerda que llegaron a ser muy importantes, donde no faltaban las casetas de tiro, en el cual podían disparar con las escopetas de balines, las tómbolas, pero si algo era el punto de reunión de la gran masa social era “La Traída del Agua”, en la que se sentían como auténticos anfitriones, de esa gente que venía, que le parecía que daba hasta colorido a la calle principal y grandiosidad al acto.
Entre sus anécdotas o “perrerías” como diría su personaje, nos cuenta que muchas veces los momentos vividos los extrapola al escenario, como cuando cerraban la plaza con cañizos para las verbenas y estaban buscando la unión para entrar y ponerse a jugar en medio del baile con una lata al fútbol, también como el día principal estaba deseando que viniera, mirando el pantalón que tenía para estrenar, pensando que ya se lo iba a poner porque cuando se estrenaba era para las fiestas, o como tenían una panadería y usaban un recipiente para tener agua bien fría y cogía un balde de esa agua que después le echaban con un vaso por la espalda de la gente en la Traída del agua.
Gracias por compartir esos recuerdos y vivencias que nos alegran el día…
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