GAUMET FLORIDO
La elección de José Manuel Soria como pregonero de las fiestas de San Juan revela, una vez más, lo poco que se tiene en cuenta al pueblo a la hora de tomar decisiones. Y es una pena para Telde, para sus fiestas y para el propio Soria.
A ninguna de las tres partes le interesa, o así lo veo yo, que un acto de esta naturaleza sea concebido como una provocación, porque es así como lo han encajado muchos ciudadanos que no perdonan la indiferencia del ministro frente al rechazo social que genera su apuesta por las prospecciones petrolíferas de Repsol en Canarias.
No cuestiono la idoneidad de Soria como pregonero. Al margen de otras consideraciones, es de Telde, es uno de los políticos con mayor peso en Canarias en los últimos años (guste o no guste) y es ministro de España, por lo que entiendo que estaría entre los candidatos a ser distinguido con ese honor. Pero las fiestas son del pueblo y para el pueblo, no para el pregonero, ni para el gobierno de turno. Primero, no comparto que los políticos en ejercicio den un pregón.
Y segundo, su elección no es oportuna en este momento. Insisto, no lo es para él, que, en otras circunstancias, podría recibir el agasajo de su pueblo de origen sin malos rollos, pero menos aún lo es para Telde. En lugar de un acto entrañable y popular para dar arranque a unas fiestitas más bien modestas, veremos una ciudad tomada por las fuerzas policiales y dos públicos: uno entrenado para aplaudir y dar vivas por encargo, que es el que a la fuerza tomará los pocos asientos que caben en la antigua ermita de San Pedro Mártir. Y otro cercado y vigilado, en la calle, cacerola en mano, que hará lo posible por apagar la voz de Soria.
Me temo que a muchos de uno y otro público les interesan más bien poco San Juan y sus fiestas. Aquí el gobierno no hiló fino.
Gaumet Florido Medina es periodista y redactor de Canarias7 en Telde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario