domingo, 9 de junio de 2013

Hambre en el campo:

Que hay hambre donde la comida no se produce y que depende de que se la lleven o traiga desde donde se produce a donde se consume como que es lo normal; lo que no es normal, es que: donde la comida se produce (el campo),
la gente pase hambre y ello, porque el cabildo no deja producir nada (ni agricultura, ni ganadería), y para poder prohibir toda acción propia del sector primario tiene sus dos ejércitos que lo controlan (seprona y miedoambiente, medioambiente y seprona). De no cambiar este estado de cosas (la desaparición del cabildo y sus brazos multadores de los que se sostiene y vive), el riesgo de mortandad y de desorden social y hecatombe, es inminente e irremediable, con consecuencias inimaginables, porque un pueblo –o masa- con hambre, es incontrolada e imprevisible. Eso se huele, y se le ve venir a más o menos distancia. Por eso, es urgente el cambio y se dejen de proteger toda la isla, en la que no se puede cultivar (salvo entre edificios y coches), ni tener animales (salvo perros, que también dan de comer con sus constantes multas, que alimentan al ajuntaymiento correspondiente). Avisa uno, y lo hace con la confianza de que esto va a cambiar antes o después, pues no se puede seguir dejando la tabaiba colonice la isla sin freno alguno, que los pinos sean la única reforestación posible después de 60 años ininterrumpidos, que esto de no poder dar un mochazo, ni tener una cabra, es algo que trasciende lo razonable y raya con la mayor de las esquizofrenias. Lo primero y más importante es la comida. Y, estamos mal nutridos, con comidas envenenadas, y desnaturalizadas, por venir sabe Dios de dónde, cómo, de qué, con qué, etc. Se da el contrasentido de que la tierra tabaibera, daría de comer a los propios tabaiberos, espakistaníes, a europa toda y al mundo entero, pues tenemos una tierra que da hasta tres cosechas al año, al ser la mejor tierra del mundo, en el mejor clima de la tierra. Pero, para que esto sea posible es necesario el cabildo y sus matones multadores desaparezcan, y desaparezcan la protección de tabaibas, veroles, retamas y demás basuras. Y en vez de alimentar pájaros azules y lagartos (en ello 6 millones de euros en 5 años). Y que nuestras pocas y cada vez menos cabras, coman hierba de aquí, y no de cataluña y de otros lugares; que el gofio sea de millo de aquí, etc. O nos damos prisa en cambiar todo esto, o habrá hambre y algo más, mucho más. No, no se ven brotes verdes en el campo, que no sean cañas, zarzas, retamas, etc., pero nada de lo verde plantado o surgido por sí, sin siembra, no dan comida. No hay ni se ven esperanzas, sino recrudecimiento de la persecución al campesino. El futuro se ve muy oscuro, negro. Al fin Cáritas, se agotará como la vaca que se seca y no da más leche. El hambre nos desafía, y para colmo no hay perspectivas de alimentos producidos aquí; menos mal que gracias a la globalización, que nos destroza, nos viene la comida (cara, mala, envenenada...). Si esto no cambia, se nos escapa de la mano, se rompe el cabresto, y las consecuencias pueden ser de cataclismo insular y archipielágico. El cambio debe llegar al campo, para que dejen producir los alimentos necesarios que generosa y ampliamente nos dan esta bendita tierra, si desaparecieran los enemigos de sus propios hermanos, esa clase política que solo discuten ideologías partidistas, sin ver venir al hambre que nos coge a todos, menos a ellos. Que tenemos derecho a un plato (a la comida), y nos lo han robado, nos lo han quitado. No nos han hecho accesible la vuelta al campo, sino que nos obstaculizan la extracción del mismo la comida o alimentos. El cabildo está acaparando toda la tierra de la isla, para esterilizarla y favorecer la desertización, y nos somete a un consumo internacional sin límite de frontera, que encarece elevadísimamente el producto y nos llega ya podrido o en mal estado, dañando por todo ello a estos pobres tabaiberos que somos. Creo, sinceramente que negocian con el crimen de desaparecer a una etnia –la guanche- que desaparecerá, si alguien no lo impide: se camina hacia ese objetivo. Se amplía el campo del hambre cada vez más, sin dejar tocar el otro campo, el que produce. Pero, la mayor amenaza es el acaparamiento de tierras del cabildo y la prohibición del mismo de cultivar en zonas y nombres (calificaciones) de tierras no aptas por protegidas, que nada se puede ya plantar ni cuidar animales. Es un abuso de poder que se le debe quitar y desaparecer un segundo o bis gobierno. Los dichosos centros mega grandes que nos copan, nos matan con sus productitos envejecidos, desnutridos, caducados... Y la desgracia de no tener un líder político, que nos saque de este atolladero, en el que vamos a morir como ratas...

El Padre Báez.
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