lunes, 2 de mayo de 2016

La soberbia

La soberbia, que bebe de la fuente de la ignorancia, se aprovecha de la humildad para tejer alrededor de sí una capa impenetrable de cinismo, envidia y falta de personalidad. Últimamente asistimos a unas dosis de soberbia en grado sumo, no solo en la política, también en los medios. de comunicación

La soberbiaTA ofrece una reflexión del concejal socialista Gregorio Viera sobre uno de los pecados de la clase política y medios de comunicación

Gregorio Viera (Foto TA)
TELDEACTUALIDAD
Telde.- El pecado de la soberbia centró el comentario semanal que en su columna de opinión La Pluma del Faycán hace el concejal socialista Gregorio Viera en el programa radiofónico El mostrador de Ezequiel López, que se emite de lunes a viernes en la red de emisoras de Radio Faycán de 17.00 a 19.30 horas, TA reproduce su artículo.

La Pluma del Faycán
La soberbia
Buenas tardes a todas y todos. Gracias por compartir una tarde más un comentario con otra visión, otros ojos, otra pluma. Los siete pecados políticos - Hoy… “La soberbia”.

La irracional superioridad que algunos dirigentes políticos transmiten tanto en sus cansinas exposiciones como es sus desmanes, evidencia una vanidad infinita hacia su ego, inversamente proporcional a su estupidez. Esta dirigencia del postureo, de la locuaz verborrea que como ametralladoras arremeten contra todo aquello que se les escapa a su control, se contradicen entre lo que su cuerpo indica y su palabra expresa.

La arrogancia y altivez que exhiben muchas veces aupados por una masa ingente de fieles seguidores y seguidoras de su doctrina, no deja de ser contradictoria con la humidad y sencillez que muchas de esas personas tienen. La necedad de los soberbios se convierte para ese mismo grupo en un referente indiscutido y venerado. Se utiliza la ignorancia y la mediocridad como fuente de inspiración para aquellos y aquellas que no aceptan sus errores y le asiste una falta de decencia ética.

La soberbia, que bebe de la fuente de la ignorancia, se aprovecha de la humildad para tejer alrededor de sí una capa impenetrable de cinismo, envidia y falta de personalidad. Últimamente asistimos a unas dosis de soberbia en grado sumo, no solo en la política, también en los medios.

La arrogancia fluye como agua en algunos foros donde dan lecciones de moralidad como si fueran el catecismo de algún credo. Algunos osados soberbios, autoritarios y dañinos para la convivencia pacífica en una sociedad, afortunadamente más plural, acusan con ese ademán chulesco e indecente emulando a otros tantos dictadores de nuestra reciente historia.

Estos pobres infelices, soberbios de miseria manifiesta, interpretan los acontecimientos cual zahoríes o rappelianos, atreviéndose a esparcir a través de sus cochambrosos sistemas o medios la iluminación divina que les ha otorgado su orgullo o, lo que es lo mismo, interpretan el sentimiento ajeno para envenenar lo que no son capaces de controlar.

 Por todo ello termino con una célebre frase de José de San Martín, "La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder".

Con la Pluma del Faycán.

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