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Y la palabra tomó el espacio…y la
magia lleno el ambiente de historias, cuentos, leyendas y romances. Todo
sucedió en el Teatro Juan Ramón Jiménez, dentro de la exposición del pintor
José Sosa Servan: Muhler…mujer…mujer.
Un grupo de narradores, mayoritariamente
mujeres; nos hicieron soñar. Hicieron que nuestra imaginación volara a aquellos
tiempos de la infancia dónde siempre había alguien en nuestro entorno que nos
contaba cuentos. Esta vez no eran los niños que fuimos los que escuchábamos
embelesados una historia tras otra; éramos mujeres y hombres que abarrotaban
una sala que se volvió peculiar, agradable y entrañable.
La sesión de cuentacuentos “La
Mujer cuenta…”, actividad incluida dentro de la exposición, fue un éxito rotundo sin duda alguna. La gente
se quedó con ganas de más. Era algo diferente a lo que en Telde estamos
acostumbrados; era la cultura para el pueblo sencillo y llano. Era la
recuperación de la nostalgia y los recuerdos, y es que siempre se es niño/a
para sentarse a escuchar a esas personas maravillosas que tienen el don de
transpórtanos al mundo de la imaginación y los sueños.
Se comenzó con “Cartas de amor” del
libro Cuentos de Eva Luna, de Isabel Allende, magistralmente contada por la
narradora Ana Moreno. A ella le siguió Celia Sánchez con la preciosa historia
de Mae Li y fabulosos tigres blancos, ella puso la magia. A continuación
Maricarmen Ramos Henríquez, ella en esa ocasión nos canto-contó el romance de
Sildana el cual algunas personas del público tarareaban encantados. Virginia
Santana González, nos llevó a los mares del sur a conocer la historia de Malali
y la mujer discriminada que se volvió hermosa cuando un hombre la valoró como a
las demás mujeres de su aldea. Federico Rodríguez, el único narrador
participante, contó…y contó, porque la mujer cuenta y él cuenta y aprecia lo
que las mujeres cuentan en todas las
parcelas de la vida. Especialista en recuperar historias de la narración
tradicional canaria, nos contó con gracia y soltura, un cuento sobre dos
mujeres: Pepita la pobre y Doña Juana la rica. Como todo cuento tiene su
moraleja, esté hizo reflexionar sobre la generosidad de quién menos tiene con
la vanidad y avaricia del que más posee.
Loli González, narradora ágil y
elegante, nos llevó a la China milenaria, dónde una nuera y una suegra en
continuo conflicto llegaron al
entendimiento y cariño gracias a la intervención del sabio medico chino
el doctor Wuan,
El encuentro finalizó con la
leyenda canaria de “Amarca, la bella” ambientada en tiempos de la pre-conquista
de las islas en Icod de los vinos (Tenerife) y lo hizo en la voz de Maricarmen
Ramos Henríquez, encargada también de dinamizar el acto, organizado por los
Narradores del Dulce Membrillo-Tyldet al que pertenecen casi todos los
participantes.
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